martes, 12 de mayo de 2009

MATERIALISMO HISTÓRICO

Teoría de la Comunicación I: Materialismo Histórico (Marx - Engels)


Autores y lecturas correspondientes al Materialismo Histórico:


Clases hasta el 12/05

Carlos Marx y Federico Engels:
- La ideología alemana (De este link se sugiere leer la Sección I: Mercancía y Dinero)


Carlos Marx:
- El Capital



Clases desde el 13/05

Theodor Adorno - Max Horkheimer:
- La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas
- Sociedad de masas y comunicación: tres textos


Armand Mattelart:
- El medio de comunicación de masas en la lucha de clases

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8 comentarios:

  1. Al estudiar las teorías de la comunicación y las teorías sociales, creo que es indispensable compararlas con la realidad y el paso de lo “imaginario” a lo práctico. Analizando específicamente el Materialismo Histórico, pienso firmemente que debe analizarse y comprenderse por medio de la historia real.
    Para poder comprender el socialismo científico de Karl Marx, creo que debe ser estudiado en primera instancia desde una perspectiva teórica y luego real. La Historia es la ciencia madre para poder entender de la mejor manera posible, específicamente la historia del Siglo XX.
    En el instante que comencé a estudiar a Marx recordé la Revolución Rusa. Los mencheviques y los bolcheviques observaban que la sociedad rusa no se encontraba en un período que prometiera prosperidad, sino todo lo contrario. Los campesinos se estaban muriendo de hambre, y la familia real se estaba enriqueciendo cada vez más. Sin embargo, los revolucionarios de 1917 (primeros los mencheviques en marzo y luego los bolcheviques en octubre) no se dieron cuenta que los ideales (en mi opinión utópicos) de Marx eran inaplicables en la sociedad rusa. Marx proponía cambios radicales en aquellas sociedades industriales, en las cuales los trabajadores, según el pensador alemán, ignoran su propia esencia y asumen la animal. Marx confirma que el trabajo en lugar de significar una realización espontánea, plena y gozosa de su humanidad, el trabajo paraliza las actividades propiamente humanas e impide cualquier tipo de satisfacción intrínseca.
    Sin embargo, estas características y denominaciones que Marx le da al trabajo en las sociedades industriales no son aplicables a la población rusa. La mayoría de los rusos a principios del Siglo XX eran campesinos, y observaban al Zar no como un tirano injusto, sino más como un ser superior ligado a la divinidad. Estos rasgos culturales en la población rural provocó que al desarrollarse la primera revolución en marzo y luego la final en octubre no se sintieran relacionados con este nuevo orden social, político y económico. El asesinato de la familia real en el conocido “Octubre Rojo” no llevó más que a la desconfianza y al miedo de los campesinos hacia los nuevos líderes. A pesar de que Lenin no quería más que solucionar la pobreza en la población campesina, no podía llevarlo a cabo ya que estos se resistían.
    El 24 de Octubre de 1917 lo que Marx había planteado y pensado en lo imaginario e ideal se hizo real y palpable. Ese día el socialismo científico se aplicó por primera vez a la realidad. Pero este nuevo modelo de Estado, ¿fue exitoso? ¿Pudo aplicarse el modelo socialista de igualdad tan deseado por el pensador alemán? En mi opinión definitivamente no. La historia contemporánea nos demuestra que el comunismo no trajo más que división y pérdidas en todo el Siglo XX. A pesar de que tenga ideas muy prometedoras y justas, son utópicas. Queramos o no, no existe y no puede existir una sociedad sin clases sociales y sin propiedad privada. Caería al caos. Reconozco que en la actualidad existen todavía varias naciones con este régimen, pero ninguna pudo lograr lo que Marx tanto deseaba: la igualdad social. Volviendo al caso de Rusia, Lenin fue un luchador admirable, quien buscó más que nadie la igualdad en su sociedad. Sin embargo, al asumir como líder le fue imposible aplicar lo que había “leído y estudiado” de Marx. Ni hablar de Stalin. Al asumir como máximo líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas los ideales marxistas quedaron en el olvido. No hubo más que pérdidas: miseria y muerte en los campesinos, persecuciones políticas, no había libertad de prensa y a la igualdad social ni se mencionaba.
    Este sentimiento comunista se expandió por Europa Oriental y por países asiáticos. EE.UU. se agarraba la cabeza desesperado. La Guerra Fría finalmente se desató en 1945, y el afán de superioridad con la otra ideología tan opuesta era insoportable. Sin embargo, en 1989, se detuvo la oleada comunista que mortificaba a los norteamericanos con el fin del comunismo en Polonia. Este acontecimiento hizo surgir una nueva oleada: el fin del comunismo en el mundo. Entre Juan Pablo II, Mijail Gorbachov, Lech Walesa y Ronald Reagan se concluyó con un modelo político que, en mi opinión, no trajo más que pérdidas y fracasos.
    ¿Qué quiero decir con tanta historia? Lo que quiero expresar es mi punto de vista acerca de Marx y su socialismo científico. Creo firmemente que a pesar de que tenga argumentos muy convincentes y explicaciones muy claras, estos ideales que expresa son utópicos. No es posible aplicar a la realidad lo que el pensador alemán había pensado. Las diferentes interpretaciones que fueron aplicadas en las distintas sociedades del mundo poseían con modelo al socialismo científico marxista, pero ninguna fue capaz de llevarlo a cabo. Ninguna nación fue capaz de conseguir la anhelada igualdad de clases. Por lo tanto, en conclusión, afirmo con seguridad que el materialismo histórico y el socialismo científico de Marx son inaplicables a la vida real.

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  2. Reflexionando e investigando sobre la dialéctica del materialismo histórico de Marx me llevé algunas sorpresas. El jueves a la tarde empecé a ojear un libro que había en mi biblioteca (cubierto de polvo y telas de arañas) titulado Marxismo y Revolución de Jean Ousset, y me dejé llevar por el pensamiento utópico del socialismo científico. Marqué algunas frases que me parecieron interesantes, pero quise enfocarme aún más en la idea de materia como principio de todo, y, medio imaginando y medio divagando, supe entender a mi manera el punto de quiebre de la dialéctica marxista.
    Si nos dejamos llevar por las ideas de Marx, podemos suponer una realidad totalmente diferente. Divagando sobre la teoría de que nuestra conciencia y nuestro pensamiento, por trascendente que nos parezcan, no son más que el producto de un órgano material corporal denominado cerebro podemos llegar a caer inconscientemente en la limitación de la razón. Filosofando un poco, podemos pensar que esta afirmación no hace más que restringir al pensamiento mismo al limitarlo, valga la redundancia, a este en el cerebro, en pura materia. Si circunscribimos nuestros razonamientos, nos limitamos también a nosotros mismos, por lo tanto, delimitamos la posibilidad de trascender y expandir los posibles pensamientos futuros. Ya se que suena a divague y a palabreríos sin sentido, pero lo que quiero decir es que a pesar de que Marx haya reflexionado acerca de un modelo basado en la materia, él mismo se contradice, ya que esta concepción de materia en movimiento como provocador de todos los fenómenos humanos no es más que una reflexión intensiva en la búsqueda de la razón pura para negar un ser superior. En mi opinión, el marxismo es una ideología que se contradice, ya que difícilmente se puede sostener la equivalencia del sí y del no. Al perderse el sentido del ser, el marxismo aparece como una consecuencia. Lo que quiero decir es que, redondeando todos estos divagues, que la dialéctica marxista se restringe, limitando al hombre y a su trascendencia como consecuencia. Si limitamos todos los fenómenos humanos a la materia, inconscientemente limitamos a la posibilidad de expansión racional y de reflexión personal del hombre. Eliminado la noción de ser y los principios metafísicos, “somos y no somos al mismo tiempo”. Santo Tomás de Aquino decía sabiamente que si somos movidos o estamos en movimiento somos y no somos al mismo tiempo. Las cosas en movimiento, sistemáticamente ordenadas, se compatibilizan, según Politzer, por su lucha. Esto es totalmente ridículo. ¿Limitamos la explicación de las cosas por su constante lucha? Eso sí que es divagar.
    Perdón si parezco repetitiva, exquisita o hasta cierto punto enfermiza, pero la noción de materia no hace más que enmarcar al hombre en un campo reflexivo diminuto. Imaginemos una situación. Si le decimos a alguien que nunca va a poder trascender o que sus pensamientos e ideas no son más que estupideces, ¿no lo vamos a perjudicar en el futuro? Obviamente esa persona después no va a saber, o le va a costar, expandir sus ideas. Lo mismo sucede con la materia. Si marcamos los límites de los pensamientos al delimitar la materia, el hombre no puede expandirse. Ese es, en mi opinión, el punto de divague en el marxismo.
    En Marxismo y Revolución de Ousset extraje algunas frases de otros autores geniales, pero no por su profundidad o trascendencia, sino por su ridiculez: “el estado de reflexión es un estado antinatural (…); el hombre que medita es un animal depravado”; o: “las ideas generales y abstractas (…) son la fuente de lo más grandes errores de los hombres; jamás la jerga de la metafísica ha permitido descubrir una sola verdad”; o: “el razonamiento, lejos de iluminarnos, nos enceguece; no eleva nuestra alma, la enerva y corrompe el juicio que debería perfeccionar”. No hay palabras para expresar mi opinión…simplemente wow…
    Cerrando y terminando con tanto divague, lo último que quería decir es que mientras más conozco, estudio y reflexiono acerca de Marx y sus ideas, más agradezco el día en que los alemanes derribaron jubilosos el muro de Berlín ese 8 de diciembre de 1989.

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  3. Reflexionando e investigando sobre la dialéctica del materialismo histórico de Marx me llevé algunas sorpresas. El jueves a la tarde empecé a ojear un libro que había en mi biblioteca (cubierto de polvo y telas de arañas) titulado Marxismo y Revolución de Jean Ousset, y me dejé llevar por el pensamiento utópico del socialismo científico. Marqué algunas frases que me parecieron interesantes, pero quise enfocarme aún más en la idea de materia como principio de todo, y, medio imaginando y medio divagando, supe entender a mi manera el punto de quiebre de la dialéctica marxista.
    Si nos dejamos llevar por las ideas de Marx, podemos suponer una realidad totalmente diferente. Divagando sobre la teoría de que nuestra conciencia y nuestro pensamiento, por trascendente que nos parezcan, no son más que el producto de un órgano material corporal denominado cerebro podemos llegar a caer inconscientemente en la limitación de la razón. Filosofando un poco, podemos pensar que esta afirmación no hace más que restringir al pensamiento mismo al limitarlo, valga la redundancia, a este en el cerebro, en pura materia. Si circunscribimos nuestros razonamientos, nos limitamos también a nosotros mismos, por lo tanto, delimitamos la posibilidad de trascender y expandir los posibles pensamientos futuros. Ya se que suena a divague y a palabreríos sin sentido, pero lo que quiero decir es que a pesar de que Marx haya reflexionado acerca de un modelo basado en la materia, él mismo se contradice, ya que esta concepción de materia en movimiento como provocador de todos los fenómenos humanos no es más que una reflexión intensiva en la búsqueda de la razón pura para negar un ser superior. En mi opinión, el marxismo es una ideología que se contradice, ya que difícilmente se puede sostener la equivalencia del sí y del no. Al perderse el sentido del ser, el marxismo aparece como una consecuencia. Lo que quiero decir es que, redondeando todos estos divagues, que la dialéctica marxista se restringe, limitando al hombre y a su trascendencia como consecuencia. Si limitamos todos los fenómenos humanos a la materia, inconscientemente limitamos a la posibilidad de expansión racional y de reflexión personal del hombre. Eliminado la noción de ser y los principios metafísicos, “somos y no somos al mismo tiempo”. Santo Tomás de Aquino decía sabiamente que si somos movidos o estamos en movimiento somos y no somos al mismo tiempo. Las cosas en movimiento, sistemáticamente ordenadas, se compatibilizan, según Politzer, por su lucha. Esto es totalmente ridículo. ¿Limitamos la explicación de las cosas por su constante lucha? Eso sí que es divagar.
    Perdón si parezco repetitiva, exquisita o hasta cierto punto enfermiza, pero la noción de materia no hace más que enmarcar al hombre en un campo reflexivo diminuto. Imaginemos una situación. Si le decimos a alguien que nunca va a poder trascender o que sus pensamientos e ideas no son más que estupideces, ¿no lo vamos a perjudicar en el futuro? Obviamente esa persona después no va a saber, o le va a costar, expandir sus ideas. Lo mismo sucede con la materia. Si marcamos los límites de los pensamientos al delimitar la materia, el hombre no puede expandirse. Ese es, en mi opinión, el punto de divague en el marxismo.
    En Marxismo y Revolución de Ousset extraje algunas frases de otros autores geniales, pero no por su profundidad o trascendencia, sino por su ridiculez: “el estado de reflexión es un estado antinatural (…); el hombre que medita es un animal depravado”; o: “las ideas generales y abstractas (…) son la fuente de lo más grandes errores de los hombres; jamás la jerga de la metafísica ha permitido descubrir una sola verdad”; o: “el razonamiento, lejos de iluminarnos, nos enceguece; no eleva nuestra alma, la enerva y corrompe el juicio que debería perfeccionar”. No hay palabras para expresar mi opinión…simplemente wow…
    Cerrando y terminando con tanto divague, lo último que quería decir es que mientras más conozco, estudio y reflexiono acerca de Marx y sus ideas, más agradezco el día en que los alemanes derribaron jubilosos el muro de Berlín ese 8 de diciembre de 1989.

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  4. Creo, que no hay demasiado que decir sobre estos pensamientos. Son pensamientos que en su epoca, fueron excelentes y revolucionaron el mundo, hoy en la actualidad no tienen validez, y desde mi punto de vista no tienen aplicacion donde mas nos importa: en las comunicaciones sociales. El pensamiento aleman esta muy alejado de lo que pasa en la realidad de hoy, lo que es entendible porque las comunicaciones cambian constantemente y a pasos agigantados, y por lo tanto, no hay puntos discutibles. Es un pensamiento no adecuado a nuestra epoca, aunque es tambien acertado decir que estos pensamientos son los que hicieron que la comunicacion sea hoy asi.

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  5. Aporte: La mercancia y el dinero no son capitales, ya que para que estos se consideren capital, deben interactuar entre si los poseedores de la tierra y los medio de produccion, y los obreros libres, dueños de su fuerza de trabajo.
    Los poseedores de las tierras y los medios de produccion compran la fuerza de trabajo de los obreros, estos trabajan para producir mercancia y se les retribuye el esfuerzo por un salario,

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  6. Un error que cometí muchas veces, admito, es la crítica totalitaria al marxismo y a sus pensadores. Resulta tentador, sinceramente, sumergirse en la posición conservadora y emitir juicios de valor extremistas. Me propuse, por lo tanto, ponerme en una posición parcial. Estuve indagando sobre ciertos temas controversiales actualmente, y caí primero en la historia y para luego reflejarla en la actualidad. Es simplemente inevitable.
    Muchos pensarán que la caída del muro de Berlín significó la victoria del capitalismo sobre el comunismo; la afirmación mundial y evidente de qué modelo político, económico y social era el correcto. Pero es un error. Como muchos sabrán, el sistema capitalista también tiene sus fallas, lo cual se evidencia claramente a lo largo del Siglo XX.
    Comencemos por el principio. Los años 20 fueron los años dorados para la sociedad norteamericana. La abundancia y el placer parecían interminables, pero no fue así. La Crisis de Wall Street en 1929 es el primer ejemplo conciso que demuestra un quiebre del capitalismo en el siglo XX. Los Estados Unidos eran el centro financiero de la economía mundial y, por lo tanto, las consecuencias de la crisis se hicieron sentir en todos los países capitalistas. En respuesta a la devastadora situación que había dejado el “Gran Crack”, surgieron nuevas ideas económicas que tenían como objetivo solventar las condiciones existentes. Las más importantes fueron las propuestas proteccionistas intervencionistas, que, abandonando el liberalismo anterior, buscaban recuperar la confianza perdida de los inversores y aumentar la producción y el consumo, mediante el control y la intervención estatal. Claro ejemplo de este nuevo modelo económico fue el programa de Franklin Roosvelt: el New Deal, que buscaba principalmente reducir el desempleo y reorganizar el sistema financiero. Por lo tanto, el Estado tomó un nuevo rol intervencionista, proteccionista y keynesiano.
    Este es el primer ejemplo de cómo el sistema capitalista sufrió un declive en el siglo XX.
    Pero, evidentemente, no fue el último. Este modelo económico pudo superar la crisis existente a principios de siglo, pero años más tarde se desarrollaría una nueva crisis que marcaría también un antes y un después en la historia.
    A fines de 1973, los Países Exportadores de Petróleo Árabes anunciaron que no exportarían más petróleo a los países que habían apoyado a Israel en la Guerra contra Siria y Egipto. Esta decisión provocó que los países centrales pertenecientes a la OPEP decidieran aumentar el precio del crudo por no conseguir respuesta positiva por parte de los países árabes. Los países capitalistas se agarraban la cabeza desesperados, ya que la dependencia del mundo industrializado al petróleo era irreemplazable. Para superar esta crisis se debió planificar un nuevo modelo económico que pudiera solventar la grave situación. Como solución se aplicaron las teorías neoliberales, que se basaban en el liberalismo económico clásico. Después de haber recurrido al proteccionismo y al keynesianismo en la primera crisis económica capitalista ahora se recurría a su opuesto. ¿Que contradicción no?
    Esta crisis petrolera ocasionó una nueva organización internacional del trabajo. Surgieron las poderosas multinacionales, que se encontraban regidas y administradas desde los países centrales, pero sus fábricas productoras se encontraban en los países tercermundistas. Los países capitalistas más influyentes comenzaron a controlar aún más, por lo tanto, la economía mundial.
    Este es el segundo ejemplo de una crisis del sistema capitalista en el Siglo pasado.

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  7. (CONTINUACIÓN DEL COMENTARIO ANTERIOR)

    Pero aún hay más…y hay que ser muy ciego para no verlo. Hoy en día el sistema económico más influyente del mundo se encuentra débil y quebradizo. En Estados Unidos se originó el año pasado una crisis económica, cuyos principales factores causantes fueron los altos precios de las materias primas, la sobre valorización del producto y una crisis alimentaria mundial, así como una crisis hipotecaria y de confianza en los mercados. ¿Qué hizo EE.UU. para solventar la situación? Recurrió a las ideas keynesianas que habían recurrido a principios del siglo XX, pero que habían negado a principios de la década de los 70`. Para sobres guardar la situación, el Estado invirtió miles de millones de dólares, mejorando el sistema económico quebrado casi en su totalidad.
    ¿Qué quiero decir con tanta crisis, “economía” e historia? Que el sistema capitalista no es ningún salvador a nuestros problemas. Puede ser que en el socialismo no haya libertad de expresión, de culto o de prensa, pero en su ideología opuesta tampoco todo es color de rosas. La historia demuestra claramente que ambos modelos económicos tienen sus aspectos positivos y negativos respectivamente, y sería una blasfemia negarlo. Pienso firmemente que las ideas y venidas y las afirmaciones y negaciones de las teorías económicas en el sistema capitalista demuestran claramente que no es un sistema firme como muchos piensan, y que las consecuencias de su debilidad las podemos ver hoy en día ante nuestros ojos.

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  8. (CONTINUACIÓN DEL COMENTARIO ANTERIOR)

    Pero aún hay más…y hay que ser muy ciego para no verlo. Hoy en día el sistema económico más influyente del mundo se encuentra débil y quebradizo. En Estados Unidos se originó el año pasado una crisis económica, cuyos principales factores causantes fueron los altos precios de las materias primas, la sobre valorización del producto y una crisis alimentaria mundial, así como una crisis hipotecaria y de confianza en los mercados. ¿Qué hizo EE.UU. para solventar la situación? Recurrió a las ideas keynesianas que habían recurrido a principios del siglo XX, pero que habían negado a principios de la década de los 70`. Para sobres guardar la situación, el Estado invirtió miles de millones de dólares, mejorando el sistema económico quebrado casi en su totalidad.
    ¿Qué quiero decir con tanta crisis, “economía” e historia? Que el sistema capitalista no es ningún salvador a nuestros problemas. Puede ser que en el socialismo no haya libertad de expresión, de culto o de prensa, pero en su ideología opuesta tampoco todo es color de rosas. La historia demuestra claramente que ambos modelos económicos tienen sus aspectos positivos y negativos respectivamente, y sería una blasfemia negarlo. Pienso firmemente que las ideas y venidas y las afirmaciones y negaciones de las teorías económicas en el sistema capitalista demuestran claramente que no es un sistema firme como muchos piensan, y que las consecuencias de su debilidad las podemos ver hoy en día ante nuestros ojos.

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